Clever Ferreira llegó a Atlético con perfil bajo, pero con una convicción clara: ganarse un lugar y crecer como profesional. En poco tiempo, el paraguayo comenzó a destacarse por su entrega, su buen trato con la pelota y su compromiso en cada entrenamiento.

“Jugamos de local y tenemos que sumar como sea. Es un torneo muy largo e intenso”, dice, con firmeza, de cara al partido contra Rosario Central.

La frase lo resume: actitud, ambición y una mentalidad enfocada en el objetivo. Para Clever, cada encuentro es una oportunidad de afirmarse y demostrar que está para más.

El cruce frente a Central tendrá un condimento especial: la presencia de Ángel Di María.

Aunque reconoce el respeto que genera una figura de esa talla, Ferreira no se deja impresionar. “Va a ser un partido muy intenso. Ellos vienen bien, nosotros también. Ojalá podamos dejar un buen resultado en casa”, anticipa.

Ferreira valora el momento del equipo y cómo eso se refleja en la energía del grupo. “El resultado te hace que el ambiente sea muy positivo. Estamos bien, y eso se siente en la tabla y en el vestuario”, asegura.

La adaptación a la ciudad también ha sido clave. Aunque está lejos de su familia, Clever se siente contenido.

“Estoy muy bien con mis compañeros y con la gente. Hablo todos los días con mi familia, y eso me ayuda mucho”, cuenta.

Hay pequeños gestos que marcan su conexión con los suyos, como haber elegido el número de camiseta por su sobrino. “Ahora me pidió una camiseta… Tengo una presión extra por el Día del Niño y también me pidió un dinosaurio porque tiene un colección de esos muñequitos. Tengo que ver cómo le consigo eso, ja”, dice, entre risas.

En cuanto a lo futbolístico, sabe que su función es clara y a veces exige tomar decisiones fuertes.

“Si tengo que cortar una jugada, lo hago. Pero siempre con profesionalismo, con respeto. Hay que ser buena gente para crecer”, reflexiona.

Ferreira no promete grandes discursos ni busca el centro de la escena. Lo suyo pasa por el trabajo silencioso, la humildad y la determinación.

“Estamos para mejorar cada día y aprender muchas cosas”, dice. Y en ese camino, Tucumán ya empieza a sentirse como su casa.